martes, 4 de enero de 2011

el purgatorio

En la teología católica y copta, el purgatorio es un estado transitorio de purificación y expiación donde, después de su muerte, las personas que han muerto sin pecado mortal pero que han cometido pecados leves no perdonados o graves ya perdonados en vida pero sin satisfacción penitencial de parte del creyente, tienen que purificarse de esas manchas a causa de la pena temporal contraída para poder acceder a la visión beatífica de Dios. Debido a que todo aquél que entra en el Purgatorio terminará entrando al Cielo tarde o temprano, el purgatorio no es una forma del Infierno. Las plegarias a Dios por los muertos, la celebración de eucaristías y las indulgencias pueden acortar la estadía de una o varias almas que estén en dicho estado.
El tipo de penas que se padecen son equivalentes a las del infierno, en el sentido que se siente la lejanía de Dios, pero no son eternas y purifican porque la persona no está empedernida en una opción por el mal. Por eso el Purgatorio es la purificación final de los elegidos, la última etapa de la santificación.
La Iglesia Ortodoxa no acepta la existencia del purgatorio. Sin embargo, tradicionalmente se ofrecen rezos en favor de los difuntos, pidiendo a Dios que les muestre su misericordia y amor.[cita requerida]
La Iglesia Copta, en cambio, acepta la existencia del purgatorio, la única diferencia es que usa otra palabra para denominar esta realidad espiritual. La principal base bíblica para afirmar la existencia del purgatorio según esta Iglesia está en el Libro de Enoc1 en sus capítulos 6 - 36. Escritos antes del 160 a. C., estos se centran en el tema de los Vigilantes y hacen además una descripción detallada del infierno, el purgatorio y el paraíso. En la Iglesia copta tradicionalmente se ofrecen rezos a Dios para que les muestre su misericordia a las almas de los difuntos que padecen en el purgatorio y puedan ingresar al cielo.[cita requerida]
La mayoría de las iglesias protestantes rechazan la creencia en el purgatorio; de hecho, la Reforma luterana se inició precisamente con la denuncia que Lutero hizo contra la venta de indulgencias. Lutero, fundador del Protestantismo, describe el purgatorio como una invención humana que confunde al hombre y le hace creer que hay perdón después de la muerte por medio de la compra de indulgencias y otros mecanismos. Al ser contradictoria la doctrina de Lutero con los libros deuterocanónicos y con la epístola de Santiago, Lutero intentó encontrar razones para sacar dichos libros de la Biblia; declaró que los libros deuterocanónicos como son propios del canon griego de la Septuaginta, sólo son lectura edificante, pero no son palabra inspirada por Dios debido a que no eran usados actualmente por los judíos, por lo que los calificó como apócrifos; aun así no pudo encontrar razón alguna para excluir la epístola de Santiago. Pero las Iglesias Católica y Copta no sólo se basan en dichos libros para comprobar la existencia del purgatorio, otros de los libros en los que se basan es el Apocalipsis y el Evangelio de San Mateo, entre otros.[cita requerida]
En el Islam existen conceptos similares o compatibles con el católico romano, como el Barzaj, el lugar, período o secuencia de trámites por los que el alma espera el Juicio Final en lo que Mahoma describe como «las peores horas de la vida de un hombre». La idea de que las almas que van al infierno pueden sufrir allí la purificación y alcanzar el cielo, permite a algunos opinar que el infierno de los musulmanes es más parecido al purgatorio de los católicos que al infierno cristiano. Existe también el Araf, un alto muro o barrera en el que esperan los que han conseguido escapar del infierno, pero no han sido autorizados aún a entrar en el cielo. Asimismo se encuentran en ese lugar fronterizo las almas de los naturalmente inocentes, como los niños o los locos incapaces de distinguir el bien del mal.[cita requerida]
Otro lugar que responde al mismo concepto es el Hamistagan o Hamestagan del zoroastrismo, donde las almas de los que presentan un balance equilibrado entre sus buenas y sus malas obras, reciben la oportunidad que necesitan para ganar un sitio en el cielo

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