miércoles, 8 de diciembre de 2010

La era de las energías limpias


La producción de energía con recursos renovables presenta óptimas posibilidades en España, pero aún queda mucho camino por recorrer.

Las energías renovables son aquellas que nunca se agotan y se alimentan de las fuerzas naturales, además de no generar residuos como consecuencia directa de su utilización. A pesar de estas ventajas, la realidad es que en España la inmensa mayoría de la energía que consumimos tiene un origen fósil (petróleo, carbón y gas natural), con lo que es altamente contaminante. Para invertir esta tendencia están en marcha una Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética 2004-2012, que pretende reducir un 8,5% el consumo de energía primaria, y un Plan de Energías Renovables (PER) para fomentar esta alternativa energética. Ambas medidas deberían reducir la dependencia energética española y también su volumen de emisiones contaminantes a la atmósfera.
Estas acciones para conseguir la máxima eficiencia energética contrastan con un consumo que no deja de aumentar. Todo ello mientras que la tercera edición del Índice de Eficiencia Energética en el Hogar de Unión Fenosa apunta que una utilización más eficiente de la energía en los hogares españoles permitiría ahorrar un 9,28% de la que se utiliza, lo que supone 1.646 millones de euros al año.

Menor dependencia
Uno de los principales valores añadidos de las energías renovables es que, por su carácter autóctono, contribuyen a disminuir la dependencia de nuestro país de los suministros externos. Y es que no cabe olvidar que actualmente España importa casi un 80% de la energía que consume. Además, nuestra economía, en contra de la tendencia de la Unión Europea, tiene un tejido productivo con una intensidad energética alta y ascendente. Ambos factores añaden un valor especial a la energía producida con fuentes de energía renovable.

Las energías renovables, por su carácter autóctono, contribuyen a disminuir la dependencia de nuestro país de los suministros externos.
Hablando de las energías limpias más utilizadas a nivel español, va ganando terreno la solar térmica que, a diferencia de la solar fotovoltaica, no produce electricidad sino que se emplea directamente para generar calor, calentando el agua. Más allá de ser respetuoso con el medio ambiente, el sistema destaca por ser bastante económico porque se integra en el mismo conducto de calefacción de calefacción de la vivienda.

Otra de las alternativas que está evolucionando es la calefacción mediante suelo radiante, en la que la energía solar se aprovecha en mayor medida. ¿Por qué? Simplemente porque el agua que circula por las tuberías del subsuelo no llega a los 30 grados centígrados y, por lo tanto, se necesita menos energía para calentarla. Además, la distribución del calor mediante este sistema es mucho más rápida y fácil, porque se dispersa uniformemente por el suelo y el calor sube a la superficie por convección natural.

Menos conocidas son las biomasas vegetales que, a partir de madera para quemar obtenida de la tala, deshechos de las podas o pastillas de madera molida y prensada (pellet), alimentan desde calderas hasta estufas y chimeneas. En este caso, el valor añadido pasa por ahorrar combustibles fósiles, acción interesante si se tiene en cuenta que casi el 50% de las reservas petrolíferas mundiales ya están agotadas.

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